Santos o Nada: El compromiso en Luján
- Francisco Filippelli
- 4 jun
- 4 Min. de lectura
¡Ave María! Hoy me toca a mí contarles algo que cambió para siempre nuestra historia: cómo fue que le propuse matrimonio a Magui.
No fue una simple propuesta: fue un camino lleno de nervios, de fe,
de amigos incondicionales… y de un amor que, a Dios gracias, crece todos los días.
💍 El Anillo y los Primeros Pasos
Todo empezó el 8 de octubre de 2024. Ese día fui al centro de Salta con el corazón latiendo a mil. En la joyería me entregaron el anillo de compromiso. No lo podía creer: lo tenía en mis manos. No sabía si reírme, si gritar, o si salir corriendo a buscarla para dárselo ya.
Casi sin pensarlo, le mandé una foto a mi amigo Santiago: “Estoy jugado”, le escribí. Él, que me conoce bien, se mató de risa, se alegró un montón y me empezó a hacer mil preguntas. Compartir esa emoción con un hermano de la vida fue un desahogo gigante.

Pero había algo que para mí era fundamental: buscar el visto bueno y la bendición. Por eso, mientras salía de la joyería, le mandé un mensaje a un gran amigo, el P. Ariel. Le dije que necesitaba verlo, que era algo importante. Caminé hasta su casa —a unas cinco cuadras— y él, como siempre, me abrió la puerta con una sonrisa.
Cuando le conté que iba a pedirle casamiento a Magui, se le iluminó la cara. La quiere como a una hija.
Y su visto bueno, antes que nada, era imprescindible.
Antes de irme, le pedí un favor más: el número del padre de Magui. Sabía que no podía avanzar sin hablar con él. No me gustaba tener que hacerlo por teléfono —yo quería hacerlo en persona—, pero las distancias no lo permitían.
😰 La Llamada y el Visto Bueno de Mi futuro Suegro
Al día siguiente me armé de valor. Llamé a Yago, el padre de Magui. Le pedí disculpas por no estar ahí en persona y le conté lo que sentía, y lo que significaba para mí su hija. Le pedí su bendición para casarnos. Y él, con toda la generosidad del mundo, me dijo que sí, que estaban para acompañarnos en todo, y que “le diéramos para adelante… eso sí... sin devoluciones”, me tiró entre risas. Ese momento, esa charla, fue un descanso para el alma.
⛪️ La Peregrinación de Nuestra Señora de la Cristiandad
La propuesta no podía ser en cualquier momento. Quería que fuera en un lugar que significara algo profundo. Por eso, elegí la peregrinación de Nuestra Señora de la Cristiandad a Luján. Tres días y 100 kilómetros de caminata, de oración, de Misa, de entrega. Y yo con mi mochila y un secreto guardado: el anillo.

El 10 de octubre volamos de Salta a Buenos Aires. Llevaba el anillo en la mochila de mano, temiendo que en el aeropuerto salte alguna alarma o me hagan abrir todo.... Pero pasó desapercibido.
El 11 arrancó la peregrinación desde Rawson. El primer día caminamos con un calor que partía la tierra.
A la noche del 12, armé la carpa como siempre. Pero justo me olvidé la mochila afuera… y llovió. Cuando salí y abrí la mochila, vi que la bolsita de la joyería estaba empapada. ¡Me quería morir!
Pero gracias a Dios, la cajita estaba impermeabilizada y el anillo intacto. Lo escondí bien y lo llevé encima el resto del camino.
🤔 “Soy Frodo”
El último día, el 13, Magui decidió hacer una parte del camino en colectivo, como muchos peregrinos que iban con niños o estaban agotados por el clima. Ese momento fue clave: aproveché para buscar a Justo y a Berni, dos hermanos del camino que formaban parte de nuestro capítulo, "Virgen del Milagro".

Cuando los vi, les dije en clave: “Soy Frodo”.
No entendieron muy bien que quería decirles, y Justo, pensando que yo estaba llevando el Santísimo, casi que hacía una reverencia al tiempo que me preguntaba si lo decía porque llevaba a Nuestro Señor... así que rápido tuve que aclarar que era Frodo porque llevaba conmigo el anillo. Nos reímos un rato. Pero enseguida entendieron todo. Les conté mi plan y se ofrecieron a registrar el momento: fotos, video, lo que hiciera falta.

Luego de la Santa Misa final,
los últimos kilómetros los hice
con Magui.
Rezamos, hablamos de la vida, de lo que Dios quería para nosotros.
Por dentro, yo estaba hecho un manojo de nervios. No sabía si iba a salir bien, si iba a encontrar el momento justo. Solo rezaba.
⛪️ Frente a la Basílica de Luján
Cuando llegamos a la Basílica, una mezcla de emoción y nervios me invadió por completo. Guardé el anillo en el bolsillo sin que ella notara nada. Entramos. Rezamos. Se terminó el Rosario. La gente se empezó a mover.
🕛 Era ahora o nunca.
Le pedí a Berni que nos sacara una foto. Primero le sacamos una a él, para disimular. Después, le dije a Magui: “Vamos, una juntos”. Y ahí, mientras Berni filmaba todo con el celular, me arrodillé y le hice la pregunta más importante de mi vida:“¿Te querés casar conmigo?”
Ella me miró con esos ojos que solo ella tiene... Y antes de responder me hizo otra pregunta que lo decía todo: “¿Vos realmente querés ser santo?”
Y yo le contesté con nuestro lema:“Santos o nada.”
"Entonces Sí quiero" me respondió. Nos abrazamos fuerte y lloramos. Dijo que sí... Todo era alegría, emoción, gratitud. Dios nos había regalado un momento perfecto.

Al salir, fuimos a contarle a los chicos del capítulo. Los abrazos, las risas, las lágrimas, las felicitaciones. Todo fue una fiesta. Un cierre perfecto para una
peregrinación inolvidable.
Hoy queremos compartir esta historia con ustedes, no solo para contarles cómo empezó este camino hacia el matrimonio, sino para dar testimonio de cómo Dios nos guía cuando lo dejamos hacer.
Gracias por acompañarnos.
Por rezar por nosotros.
Por ser parte de esta historia.
Fili74 🪖
El dia que Fili dejó de ser Harry Potter para ser Frodo Bolsón
Queridos Magui y Francisco: Leer esta historia ha sido un regalo para el alma. Qué alegría inmensa saber que el amor, cuando es verdadero y se pone en manos de Dios, florece con tanta belleza. Ustedes no solo eligieron amarse, eligieron el camino más alto: el de la santidad compartida. No se trata de una historia de amor cualquiera; es un testimonio, un sí valiente, un eco del Amor con mayúsculas.
‘¿Vos realmente querés ser santo?’ – esa pregunta, y su respuesta, son el fundamento más fuerte que puede tener un compromiso. Porque cuando el amor está cimentado en lo eterno, en la oración, en el sacrificio, en la peregrinación interior y exterior, nada puede romperlo.
Los abrazo con e…